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Somos dos

  • Foto do escritor: Veralunav
    Veralunav
  • 14 de jan. de 2019
  • 8 min de leitura


Fue un 23 de Octubre que Lisa decidió hacer una de las locuras más grandes de su vida hasta ahora. Se había "comprado" unos pasajes a Colombia para ver a Gustavo, su novio. Él se alegró demasiado, muchísimo, ese viaje era parte de un plan que tenían ellos de seguir con una relación de cielos diferentes, ella peruana y el colombiano. Un plan con fundamento, donde el amor prevalecía y se podía oler a kilómetros. Es así como empezó esta historia.


Gustavo se iba del Peru un 27 de Octubre y la fecha de vuelo de Lisa era para el 14 de enero, dos meses y medio de espera. Lisa le decía a Gustavo que va a pasar rapidísimo, que estarán juntos pronto, que se calmara, pues sí, él estaba muy triste, no quería separarse de ella, quería casarse, tener una vida juntos. Ella prometió verlo y cumplir con todo lo que habían pactado. Fue cuando llegó la fecha de viaje de Gustavo, que Lisa sintió pena, ya lo extrañaba mucho, pero estuvo al pendiente siempre de él, de que llegara bien, y el mensaje final del día fue de Gustavo llorando, diciendo que la extrañaba mucho, que la amaba, y que pondrá su regalo en la sala para recordarla todo el tiempo. Lisa se sorprendía cada vez más, nunca en su vida alguien le había mostrado amor, finalmente, amor del bueno, libre, "real". La amaba.


En estos dos meses y medio de distancia, luego de que Lisa mostrara una postura de paciencia y tranquilidad, se convirtió en una mujer ansiosa, insegura, con miedo, terminó con él a los 3 días, luego se arrepintió, Gustavo estaba confundido y no quería hablar con ella para pensar mejor las cosas. Lisa había arruinado todo. Luego de 4 días, logró comunicarse con él y ambos se amaron con palabras, volvieron a unirse, él aceptó sus disculpas y siguieron juntos. Todo andaba muy bien, salvo algunas actitudes de Gustavo que preocupaban a Lisa, pero no la confundía, ella sentía que lo amaba más, que lo quería cuidar, proteger, es que él hablaba de morir, de que todo le iba mal y que Colombia es una mierda, resulta que en todo esto, involucraba a un tercer personaje, la ex novia. Pero como decía su amiga, una ex es ex por algo. La novia ahora es Lisa por supuesto, pero ella concluía en que el sufrimiento de Gustavo era la ex. En el primer mes, han habido discusiones con ella, lo poco que Lisa sabia la hacia entender que todo tenía relación. Pero ella entendió, y actuó de la manera más cordial, no madura, porque claro, dentro de ella, había una parte que ocultada su miedo, pero fue paciente.


Las cosas mejoraron y el contacto era más fluido, más feliz, vinieron buenas noticias, Gustavo terminó su tesis y le dieron una beca para estudiar su maestría. "Cómete el mundo amor" le decía ella, y él muy contento se lo agradecía. Prácticamente él estaba de vacaciones hasta el siguiente año, era ya diciembre y faltaba un mes para el viaje de Lisa. De pronto Gustavo estaba un poco distante, ocupado, decía él, puede ser, el punto es que no había tanta comunicación fluida con Lisa, y por consiguiente, Lisa se desesperaba, otra vez entraron los miedos, la ansiedad, y con ello, llegaron algunos problemas. Lisa tenía una de las deudas más grandes de su vida y no sabía qué hacer. Ya no podía más con eso, con los maltratos en su trabajo, el bajo salario, y se lo contó a Gustavo. Él quedó sorprendido, no tenía idea de lo que Lisa estaba pasando, y peor, se sentía de cierta forma responsable porque ella compró boletos de avión para ir a verlo, sin saber que Lisa no tenía dinero ni para comer. Diciembre fue un mes difícil para ella, no comió en casi todo ese tiempo, logró pagar las cuotas de ese mes, pero perdió su casa, se quedó sin techo, los abuelos de su hija la ayudaron, por un tiempo. Y a pesar de todo, ella siguió con la idea de ir de viaje, pues claro, ya el pasaje estaba comprado. En ese entonces, Lisa estaba muy mal y lloraba constantemente, y no solo por el dinero, sino también por el "alejamiento" de Gustavo.


Llegó navidad, año nuevo, y cada vez estaba mucho más cerca el día del viaje. Era enero, y nuevamente Gustavo estaba más cerca de ella, las conversaciones con Lisa eran más fluidas y él notaba en su voz la ilusión de volver a verla. Gustavo le contó todo lo que harían cuando ella esté allá, él llevaría el desayuno a la cama, Lisa plantaría un árbol en su país para recordarla siempre, y que se quedarían pegados haciendo el amor muchísimas veces. Lisa estaba más que feliz, y así sin querer, una noche, ella estaba imaginando todo eso, y vio de casualidad un vídeo de una canción de Bomba Stereo, la canción lo lleva el título de este post y se puede ver en el vídeo a una chica como Lisa, mestiza, con un gringo, aunque "surferito", nada que ver con Gustavo. En el vídeo, la pareja está ahí en la playa, en Colombia, amándose con la mirada, el cuerpo, con el sol y con el mar, en un mundo donde solo ellos existían, Lisa se sintió identificada y lloró de la emoción, se lo dedicó a Gustavo, y a ella no le importaba si le había gustado o no, ella ya estaba volando.


Llegó el día y el viaje fue muy largo, no por el tiempo del viaje, sino por las escalas, Lisa compró boletos con escalas de horario extensos uno del otro, ella pasó la noche en el aeropuerto, pero no podía dormir, quería ver a Gustavo! Se plantó toda la madrugada en el aeropuerto sin poder dormir de los nervios. Conoció gente, dos peruanos, un brasileño y una argentina, recuerda que la peruana le dijo, "¡Eres muy arriesgada en venir por amor, te deseo lo mejor!" Claro, todos tenían un porcentaje en la cabeza de que las cosas no iban a funcionar. El siguiente vuelo fue de una hora y fue un viaje de nervios, solo quedaba una hora y lo volvería a ver, a abrazarlo y a decirle que lo amaba con toda su alma. Lisa se preocupó entonces y no sabía qué hacer para verse bonita, estaba demacrada, sin haber dormido ni comido por casi todo un día, pero no logró hacer mucho. Llegó y tuvo suerte, la primera maleta que salió era de Lisa y ni bien la recogió, se fue afuera, ansiosa, nerviosa, feliz. Ahí estaba él, Gustavo, hermoso, con los brazos atrás, y sonriendo mucho, Lisa casi llora de la felicidad y lo abrazó, lo besó y le dijo que lo extrañó mucho. Gustavo la recibió con una rosa para ella, la más bonita, y así se fueron a casa. Había una ligera sensación en Lisa de no saber qué hacer, hablaron tanto tiempo por teléfono que el contacto físico parecía algo lejano, extraño, pero luego, las cosas se pusieron normales, se adecuaron muy bien y llegando a casa, Gustavo la miró, la besó, hablaron un poco, pero en ese momento, las palabras y los textos no eran necesarios, ellos querían sentirse, olerse, tocarse, e hicieron el amor con amor. Y es que cuando una está enamorada, el sexo no existe.


Al terminar, hablaron un buen rato, y pasados los días, ella pudo conocer más a fondo a Gustavo. Visitó la universidad, conoció playas hermosas, relatos de historia de la ciudad, hasta de política, su forma de vivir, sus hábitos, y ella estaba más enamorada que nunca. Ella le cocinó comida peruana, el era el más feliz. Fueron a bailar, lo que tanto quería Lisa, ella era feliz. Lo ayudaba con las cosas, de alguna forma, Lisa quería cuidarlo. Sin embargo, el cuento de hadas no era del todo perfecta. Sin contar que a ella le esperaba un mundo de deudas en Perú, ella tuvo que pasar por cosas incómodas en Colombia, quizás feas o algunas decepciones que por pequeñas que sean, lo eran. Gustavo nunca le sirvió el desayuno a la cama como le dijo, Lisa nunca plantó un árbol, inclusive, no hicieron el amor muchas veces como Gustavo había dicho, ella se insinuaba con él y en algunas ocasiones, él se negaba. La ex lo llamaba todos los días, hablaban muchos minutos, ya sea en el día y en la noche, y pasaron ciertas cosas que no vale la pena escribir. Lo cierto es que Gustavo estaba muy feliz, y eso era bueno, pero era feliz sin Lisa, ella sintió que él ya no la necesitaba, que ya no la amaba, aunque Gustavo no se cansó en repetírselo, todos los planes que tenían juntos estaban poco a poco enterrados y la frustración de Lisa era más grande, ella ya sabía que volver al Perú significaba no volver a ver a Gustavo nunca más, pero él solo decía, ¡no malogres tu viaje mi amor, disfrútalo por favor! Él vivía el momento, pero no pensaba en los planes ni en un futuro juntos. De todos modos, Lisa agradeció a Gustavo todo el cariño y aprecio que le dio, el tiempo y la dedicación en su estadía.


Llegó el día del viaje de retorno, 29 de enero, y a Lisa se le partía el corazón, sabía que jamás volvería, pero Gustavo quiso intentar seguir con la relación, fue lo más fácil para él. Ella se despidió de su gata, de la casa, y rompió en llanto, no pudo controlarlo. Gustavo también lloró, creo que más que triste, quedó impresionado, jamás pensó tener frente a él una mujer que lo amara tanto. El trató de calmarla y la llevó a pasear un rato, suerte la de Lisa que le cambiaron el horario de vuelo, y tenía unas horas más para quedarse con Gustavo, él le tomó fotos y grabaron videos de despedida, el tiempo pasó y finalmente llegó la hora. Para Lisa, entrar al aeropuerto era significado de morir, ella quería quedarse, pero la esperaba en casa su hija, quien la necesitaba más que Gustavo. Hicieron el llamado y Lisa no podía contenerse, Gustavo le decía, "Paciencia! Pronto estaremos juntos de nuevo, no llores más, tu hija te espera, te amo!" A Lisa se le partía el cuerpo, le faltaba aire y fue uno de los acontecimientos más tristes de su vida, la cola terminaba y ella ya tenía que entrar, lo último que le dijo a Gustavo fue que lo amaba y que no lo olvidara, y así, Gustavo decidió irse, en ese momento, Lisa se sintió condenada, no paraba de llorar, no le importó que las personas la vieran con rareza, con preocupación, algunos con entendimiento, "se despidió de alguien, es natural". Y así Lisa tomo el primer avión, resignada, triste, aterrada. Durmió en el aeropuerto nuevamente y tomó el segundo avión. Ella con el corazón roto, llegó a casa y se alegró mucho de ver a su hija, quien la recibía con un amor indescifrable. Un amor real.


Como era de esperarse, la relación llegó a su fin, Lisa no pudo más con la actitud de Gustavo, con la distancia, y decidió ponerle fin a todo. Lo que pasó después ya no vale la pena contar, pero Lisa aún recuerda lo vivido, han pasado ya 11 meses desde la última vez que lo vio, y ya las aguas estás mansas, no ha tenido contacto con Gustavo en todo este tiempo y fue bueno para Lisa, que dedicó su tiempo en pensar en otras cosas, aunque nunca dejó de escuchar la canción, que sabe que a él nunca le gustó, de alguna forma, siempre la escucha con diferentes sensaciones, sentimientos, no hay nada de malo en escuchar, es música al fin y al cabo. Esta historia no tiene un final feliz, lo cierto es que cuando pasas una ruptura, el dolor no pasa, al menos no de inmediato, los consejos no sirven, y descargar tampoco, aunque hay una ligera esperanza de que ese día de alivio llegue, porque llega, pero más que eso, es llegar a saber que de todo se aprende, y que de alguna forma inexplicable, al final de todo, el dolor es para bien. Y puedes llegar a escuchar otras canciones, o hacer de tu dolor la mejor melodía, como la canción que viene a continuación.



Hoy 14 de enero del 2019, un año después del viaje, ella sigue aquí, viva, recordando lo maravilloso que fue, y viviendo ahora otras cosas, cosas tristes, terribles, alegres, angustiantes, pero sobre todo, en un momento en donde siente que ha crecido, que piensa, y qué bien al fondo, se quiere. Me quiero. Gracias Patrick.





 
 
 

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