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Depresión Post-viaje

  • Foto do escritor: Veralunav
    Veralunav
  • 30 de out. de 2018
  • 3 min de leitura

Atualizado: 30 de out. de 2018


Cuando nació Ana Paula, muchas personas me comentaron que la iba a pasar mal, que las malas noches, el sueño, el llanto del bebé y el nuevo ritmo de vida me iban a volver loca, deprimida y amargada. Y la verdad es que no sentí nada de eso, quizás ya pasó mucho tiempo y no lo recuerdo, pero no sentí que me iba a morir en ningún momento, y eso que mi niña no dormía nunca y daba de gritos por los cólicos. Pero los que no son padres quizá sintieron algo parecido en alguna otra situación. No les ha pasado que al volver de un viaje se les acabó el brillo de sus vidas con solo pisar tu casa, como un pescado que no puede respirar por salir a tierra, una ligera sensación de ansiedad en el pecho por querer volver? Pues déjenme decirles que no están solos, lo llamé Depresión Post-viaje, y sí, me paso a mí.


La primera vez que viajé sola fuera del país fue a los 22 años, conocí muchos lugares, y aunque fue por trabajo y el mismo fue uno de los trabajos más duros, siempre me daba un tiempo de visitar alguna ciudad o un lugar nuevo. Trabajé en un crucero, por 8 largos meses. De todos los lugares que visité y donde el Caribe resaltaba por sus bellísimas playas, me encantó una ciudad llamada Charlottetown, en Canadá. Me tocó conocerla en otoño, y realmente el frío en otros lados es terrible! Pero lo que me gustó de esa ciudad es que era muy ordenada, amplia, bosques, casas antiguas, dónde podías caminar tranquilamente. Recuerdo que me gustaba mucho pasear sola, las calles, los audífonos y yo, viendo como caían las hojas. Lo sé, un poco aburrido, verdad? Pero en ese entonces era lo que necesitaba. Siempre decía, algún día vendré a vivir aquí. Bueno, el tiempo no se me ha acabado, pero sigo en Lima jejeje, pues bien, no es momento aún. Cuando volví al Perú después de mucho, estaba muy contenta, volví a casa, a comer cebiche (fue lo primero que hice) visité a mi familia, a mi mamá y lo que pasó después lo contaré pronto. Sin embargo, ese dolorcito depresivo no fue tan fuerte, creo que ni existió, quizás por el tiempo que estuve fuera me hizo sentir que necesitaba de Perú. Fue a mis 30 años que realicé un viaje al país que siempre soñé conocer desde que vi la novela "Paginas da vida", allá en el 2006, pasaron 11 años para animarme, pues quizás necesitaba un empujoncito.


El 29 de enero del 2018 fue el día que volví al Peru, donde se abrieron las puertas del aeropuerto, respiré ese aire chalaco y mis ojos presenciaban ese cielo gris de verano. La humedad, las combis, los claxons, en fin. Puede sonar que odio Lima, pero créanme que la pasé un poco mal al llegar, ver tickets de vuelo que ya no sirven, souvenirs, recuerdos, fotos, desempacar y abrir esa maleta con olor a ese país. Todo ello me gustaba y claro, no quería perder ni un recuerdo, ni cambiar mis reales, despertaba con una sensación de ansiedad, pena, quería despertar en ese cielo hermoso y azul, entre la playa y la selva. Pero mi realidad era un cuarto pequeño, un mundo de necesidades y problemas que aún no resuelvo. Quizás ese sea el motivo por el que me haya quedado colgada de ese lugar, pero averigüé un poco, y con testimonios de amigos pude llegar a la conclusión de que realmente ésta sensación existe. Puede tomar semanas, o un par de meses, pero gracias a Dios, pasa. Quizás luego de esto, muchos piensen que hay peores cosas que ocurren en el mundo y del que debemos sentirnos mal, o que para mí el Perú es una reverenda mierda. Mi país es bello, variado, con una comida increíble. Mamá siempre nos decía a viajemos, que conozcamos, y en su momento no la escuché, ahora me gustaría conocer más, quizás vivir en otro país. Les recomiendo que hagan un esfuerzo y viajen, ya sea fuera o dentro del país, lleven a su niños, familia, o viajen solos.


La depresión post-viaje no es para siempre. Si te dolió ser padre al principio, recuerda cuando sentiste sus patadas, cuando lo viste nacer. Si te dolió volver de un viaje, recuerda tu gran sonrisa al conocer sitios lindos, los nervios al bajar del avión, todo lo que viviste y la música que escuchaste, todo lo que te deja. Ahora hablo otro idioma y conozco mucho más de historia. Toma su tiempo entenderlo, pero todo tiempo pasado no fue mejor, te hace mejor!


 
 
 

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